Como base del proyecto ruso en Ucrania
En momentos en que Ucrania y EE.UU. se acercan a un acuerdo sobre el plan de paz, con la actualización de la propuesta estadounidense según las exigencias de Kiev, y mientras EE.UU. ha activado en Abu Dabi el diálogo secreto “Rusia-Ucrania”, la posición de Rusia es aún más firme que en las primeras etapas de negociación debido a sus avances en el frente de batalla. Esto llevaría a pensar que en un futuro “acuerdo de paz” Ucrania se vería obligada a ceder, al menos, el territorio del Donbás, al que Rusia pretende desde el inicio de la guerra, en una perspectiva relacionada con la denominada Nueva Rusia (El Mundo, 2025). Sin embargo, en los últimos días, el conflicto entre Rusia y Ucrania ha mantenido una alta intensidad en el frente, con avances rusos limitados y muy costosos en varios sectores, contragolpes ucranianos significativos y una escalada de ataques aéreos y con drones por parte de ambos bandos.
Figura N°1 Mapa de localización de las regiones que componen la Nueva Rusia Nota:Reddit (2022).
El término Nueva Rusia puede entenderse desde dos puntos de vista, aunque su tendencia y proyección geográfica tienen una orientación similar.
Como “región histórica del Imperio ruso”. El proyecto de la “Nueva Rusia” se remonta al período comprendido entre los siglos IX y XIII, con el primer Estado eslavo ortodoxo del este de Europa, “la Rus de Kiev”, invadido por los mongoles hacia 1240 y que se fragmentó en los principados de Nóvgorod, Moscú y Galicia, correspondientes actualmente a Bielorrusia, Rusia y Ucrania, respectivamente. A pesar de que solo el principado de Moscú sobrevivió a la invasión, Rusia aún considera que ambas naciones (la rusa y la ucraniana) constituyen una sola. A la rusificación le siguió un intenso “proceso de repoblación” en la región del Donbás, en particular con la presencia rusa en el este de Ucrania. Sin embargo, tras la caída de la Unión Soviética y la declaración de independencia en 1991, una gran cantidad de ruso-parlantes, prorrusos, se concentró en Donetsk y Lugansk, las principales regiones históricas de la Nueva Rusia, que conforman el Donbás. Al no sentirse identificados con el nuevo Estado de Ucrania se reiniciaron las tensiones en esta histórica área geográfica (El Orden Mundial, 2022).
Como “Confederación de Estados surgida a raíz de la Guerra del Donbás en 2014”, el proyecto de Nueva Rusia vuelve a resurgir bajo la forma de una “confederación” al estallar en Kiev la revuelta del Maidán. La población ruso-parlante proclamó la independencia de las “Repúblicas populares” de Donetsk y Lugansk, así como de los territorios de Jersón y Zaporiyia, y de las regiones de Járkov, Odesa, Nikolaiev y Dnipropetrovsk, con el fin de que fueran anexadas a Rusia.
Figura N°2 Mapa de Ucrania durante el conflicto del Donbás de 2014 Nota: Descifrando la Guerra (2022).
En su nacimiento se consideró un nuevo estado ruso, culturalmente ruso, pero legalmente definido como un estado que no pertenece a la Federación de Rusia. Existe y funciona, pero al no contar con apoyo ni reconocimiento internacional, el plan quedó congelado (Euskalherria-donbass, 2014).
Enfoques del debate cognitivo sobre la Nueva Rusia
La lógica existente detrás de la guerra de Ucrania, así como su proyección, se basa en alguna medida en el significado que los líderes del Kremlin le han dado a la Nueva Rusia. Existen tres enfoques fundamentales, siendo uno de ellos el que prevalece en la narrativa del presidente Vladimir Putin (Topwar, 2025). Este enfoque considera a la Nueva Rusia solo como una palanca con la que Moscú puede llevar a Kiev por el camino de la unidad histórica con todas las ramas del pueblo ruso. Esta herramienta es, además, una forma transitoria de lucha contra Estados Unidos y la Unión Europea, para impedir su integración en instituciones occidentales, principalmente la OTAN. Todas las variantes de este enfoque buscan que la Nueva Rusia permita la integración de ambas partes del mundo ruso.
Operaciones militares en el frente: de junio a mediados de diciembre de 2025
Durante este año, Rusia ha mantenido la iniciativa en todos los puntos del frente de batalla, principalmente en las zonas de Pokrovsk-Kupiansk y Kostyantynivka-Druzhkivka. Desde junio, su principal objetivo ha sido el de consolidar los óblasts de Donetsk y Lugansk en su totalidad para crear, antes de fin de año, una zona de amortiguamiento a lo largo de la frontera norte ruso-ucraniana, al este del río Dniéper. Asimismo, pretende apoderarse, hacia fines de 2026, de hasta 336.300 km² de los óblasts de Odesa y Mykolaiv, con lo que privaría a Ucrania de su acceso al Mar Negro y duplicaría la cantidad de territorio que se ha apoderado en los primeros meses de la invasión a gran escala.
Es posible que la invasión rusa en Ucrania, así como las últimas operaciones del período de junio a noviembre, coincidan con la idea zarista de la Nueva Rusia, en particular con la segunda y tercera concepciones, en las que el sureste de Ucrania se percibe como un “enclave geoestratégico” que le otorga a Rusia salida al Mar Negro y un corredor terrestre que le conecta con Crimea y con la región moldava de Transnistria, estableciendo un equilibrio entre sus fuerzas y las de Occidente (El Orden Mundial, 2022).
Después de la ofensiva estival, centrada en el eje Pokrovsk- Kostiantynivka, las operaciones se dirigen ahora a cerrar el cerco sobre las fuerzas ucranianas en la región de Donetsk y a extender los combates hacia la provincia nororiental de Sumy y el área de Myrnohrad (Russiamatters, 2025).
La madrugada del 17 de noviembre, Rusia atacó con hasta 100 drones kamikaze la infraestructura energética y portuaria de varias ciudades de la región de Odesa. Del mismo modo, la ciudad de Dnipró en la provincia oriental de Dnipropetrovsk, resultó afectada, con más de 15 personas heridas (Euronews, 2025). Como parte de una serie de ataques similares, la noche del domingo 23 de noviembre la ciudad de Járkov sufrió uno de los más violentos ataques con drones Geran-2 (El Mundo, 2025).
A principios de diciembre, las fuerzas rusas llevaron a cabo 894 ataques contra 26 asentamientos en la región de Zaporiyia (Topwar, 2025). Ucrania logró un importante contrataque en la dirección de Kupyansk, en la región de Járkov, donde recuperó localidades como Kindrashivka y Radkivka, alcanzó el río Oskil y aisló a cientos de tropas rusas. Por su parte, Rusia continuó con avances tácticos en áreas como Pokrovsk, en Donetsk, y cerca de Hulyaipole, en Zaporiyia, aunque sin rupturas operativas relevantes; el ritmo de sus ganancias territoriales se ha ralentizado tras los aproximadamente 505 km² conquistados en noviembre. Ambos países intensificaron los ataques a distancia: Rusia lanzó cientos de drones y misiles contra la infraestructura energética ucraniana, mientras Ucrania golpeó depósitos de petróleo, refinerías, plataformas en el Mar Caspio y buques de la denominada “flota sombra” rusa.
Las negociaciones diplomáticas han tenido algunos avances, con reuniones y propuestas revisadas en las que Ucrania acepta posponer su ingreso en la OTAN a cambio de garantías de seguridad. EE.UU. y Europa presionan por un cese al fuego rápido, pero tanto Ucrania como Rusia mantienen una postura rígida. A pesar de las conversaciones, todavía no hay avances hacia un acuerdo definitivo y los combates continúan.
Conclusión
La Nueva Rusia no debe considerarse solo como un elemento geográfico de lucha contra Occidente por territorios, ya que también implica un reordenamiento del orden regional del mundo ruso, donde la sociedad y la economía se organizan conforme a principios y fundamentos del ser nacional. Al respecto, este concepto tiene implicancias directas en la proyección de la guerra en Ucrania, toda vez que expone las ambiciones de Moscú sobre el territorio del país invadido.
Consecuentemente, a pesar del alto costo que ha tenido la guerra para los beligerantes, se ha mantenido la confrontación armada, debido a la gravitancia que tiene para cada parte: para Kiev como un aspecto de supervivencia nacional y para Moscú como una prospección de un proyecto ruso en la región. En relación con esto último, se aprecia que los esfuerzos rusos desde junio hasta mediados de diciembre de 2025 se han enfocado en el control de los óblasts de Donetsk y Lugansk, en búsqueda de consolidar hasta el río Dniéper y, potencialmente, para 2026 progresar hacia Odesa y Mykolaiv, a fin de cancelar el acceso ucraniano al Mar Negro.
En concordancia, el plano diplomático ha avanzado en el mismo tenor para el Kremlin, registrándose progresos en las reuniones y propuestas revisadas, ya que Ucrania ha tenido que exhibir cierto grado de flexibilidad, al aceptar algunas condiciones adversas por un cese al fuego y la búsqueda de la paz. Por tanto, se aprecia que se busca restablecer la continuación de la política por la vía diplomática, más que continuar con una guerra que desgaste aún más a ambos Estados, aunque con condiciones favorables para Moscú, en momentos en que podría ganar algunos puntos a favor para su proyecto de la Nueva Rusia.