Centro de Estudios de la Academia de Guerra

La gira del Presidente Trump a tres países de Medio Oriente entre el 13 y el 16 de mayo 2025 fue calificada como “todo un éxito” para el fortalecimiento de la posición estadounidense en la zona, la reconfiguración de la región y el logro de convenientes acuerdos comerciales. Destaca el hecho que incluso desde el partido Demócrata de los Estados Unidos se haya aceptado el éxito de esta gira (Vovworld, 2025).  

Durante su viaje, Trump intervino en el conflicto entre India y Pakistán, anunciando por redes sociales que después de tensos enfrentamientos transfronterizos, ambos países habían acordado un “alto el fuego” completo e inmediato. Esta intervención, con mediadores estadounidenses y canales diplomáticos secundarios, se produjo justo cuando los combates amenazaban con convertirse en una conflagración mayor. Seguidamente el Secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, secundó al presidente Trump señalando que India y Pakistán, iniciarían nuevas conversaciones “sobre un amplio conjunto de temas”, lo que ocurrió el día anterior al inicio de la gira del presidente Trump por Medio Oriente.  (BBC, 2025).

Los “objetivos económico-estratégicos” del Presidente Trump en esta zona de Medio Oriente

En esta gira, el presidente Trump ha dado a los árabes el “Protagonismo” que buscan. Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos, entre otros, ya no pretenden solo notoriedad regional, sino que el liderazgo internacional, ya sea dentro del mundo islámico como en el Occidental. Justo en momentos en que el mundo musulmán trata de determinar cuál es el país que lidera el islam, el presidente Trump contribuyó a otorgarle el mayor de los créditos a Arabia Saudita.

Tras décadas de dictadura y una década de guerra civil, el presidente Trump busca avanzar en la estabilización de Siria.  Para ello, ejecutó una maniobra sin precedentes, al aceptar la mediación del príncipe heredero de Siria, Mohamed Bin Salman (MBS) para reunirse con Ahmed Al-Sharaa, de pasado yihadista y actualmente presidente provisional de Siria, al que condicionó el respaldo estadounidense y occidental a su respeto por las minorías religiosas y étnicas, principalmente de chiíes, alauíes, cristianos y drusos, y a que se impida que Siria vuelva a transformarse en el epicentro del terrorismo mundial. De momento, Trump suspendió las sanciones económicas que pesaban sobre el régimen del exdictador Bashar Al Assad y señaló a los países del Consejo de Cooperación del Golfo que su intención es darles a los sirios “un nuevo comienzo” (CBC, 2025).   

La gira de Trump, traspasó el campo de lo diplomático, reflejando el cumplimiento de objetivos económico-estratégicos muy calculados, que marcan un antes y un después en las relaciones políticas y económicas en aquella convulsa región de Medio Oriente, y plantea para el mediano plazo – dentro del contexto de alta volatilidad que le caracteriza – una reconfiguración estratégica regional. El viaje no parece un hecho aislado y mucho menos improvisado. Por el contrario representa un punto de inflexión para esta zona del planeta, en la que Trump propone reemplazar el “intervencionismo militar” por una estrategia basada en la fuerza de los “acuerdos y el comercio”, estrategia que se basa en evitar o resolver conflictos y no en provocarlos ni promoverlos.

Trump calificó a los tres países que visitó como aliados y amigos de Estados Unidos, “deseosos de mostrar su amor por América”. Se estima que los objetivos inmediatos del presidente Trump para esta zona se cumplieron a cabalidad y que pronto se verán los efectos y decisiones basadas en lo sucedido en el Medio Oriente (LaRazon, 2025).

1. Paz en la Franja de Gaza y equilibrio político proisraelí:

el presidente Trump señaló que después del tiempo empleado en la búsqueda de rehenes y la eliminación de Hamas (objetivos que fueron parcialmente logrados) la guerra en Gaza debe terminar inmediatamente, por haberse transformado en un problema humanitario mayor y en un obstáculo para la estabilidad regional. Sin embargo, Trump ha tenido que lidiar respecto de esto con el Primer Ministro Netanyahu y parte de su círculo más pertinaz, quienes insisten en continuar con la ofensiva. Esto ha llevado al Presidente Trump a distinguir entre ser pro-Netanyahu o ser proisraelí, como señala, su caso es la segunda posición (Ynetespanol, 2025), lo cual lo mantendrá comprometido de todas formas con Tel Aviv.

2. Avance, consolidación y expansión de los Acuerdos de Abraham: según el presidente norteamericano, el avance en los acuerdos de Abraham, cuyo objetivo diplomático es el reconocimiento de Israel por parte de Riad, constituye el mayor logro diplomático de su primer mandato. De esta manera y pese al contexto de los acontecimientos en la Franja de Gaza, la normalización en las relaciones entre Israel y los países del Golfo, particularmente con Arabia Saudita, sigue siendo una prioridad para Estados Unidos, postergada hasta ahora ante la reticencia de ciertos sectores árabes y también israelíes (Nytimes, 2025).

c. Nuevo paradigma para el Orden Regional: Por lo señalado, se apuesta por la construcción de un nuevo y necesario paradigma dentro de las relaciones internacionales, caracterizado por una “diplomacia activa” que, mediante la “cooperación económica y la contención estratégica”, permita acceder a la estabilidad, prosperidad y seguridad internacional. Ello se aprecia en el discurso del presidente Trump en la Base aérea de Al Udeid en Doha, Qatar, donde apela a una firmeza estratégica sin belicismo innecesario, la promoción de la industria estadounidense, el fortalecimiento de las alianzas regionales y una diplomacia por sobre todo, firme y pragmática (Swissinfo, 2025).

Figura N°1 El Presidente Donald Trump habla en la base aérea de Al Udeid. 15 mayo 2025- Doha, Qatar. 
Nota: (Euronews, 2025)

De esta manera se afirma un nuevo paradigma, de características regionales, en que la importancia central por ahora se la lleva lo que ocurra en las “conversaciones sobre un acuerdo nuclear con Irán” y en el desarrollo de las “alianzas estratégicas de Estados Unidos en Medio Oriente” (Revistafal, 2025).

d. Exigencias de un nuevo “Acuerdo Nuclear” con Irán: uno de los principales objetivos de Estados Unidos en la región es frenar el desarrollo de la “industria nuclear iraní”, que pone en peligro no solo a Israel, por su cercanía geográfica y distancia religiosa e ideológica con Irán, sino también a todos los países de Occidente.

Desde su llegada por segunda vez a la Casa Blanca, el Presidente Trump planteó una doctrina de “máxima presión” sobre Irán y su programa nuclear. El 6 de febrero pasado, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos le impuso nuevas sanciones económicas a Irán y, el 7 de marzo, Trump envió una carta al líder iraní, Alí Jamenei, manifestándole su intención de negociar un “nuevo acuerdo nuclear” sobre la base de nuevas exigencias (Apnews, 2025).    

Para enfrentar a Irán en el tema nuclear, el asesor presidencial para Medio Oriente, Steve Witkoff, desplegó una contundente estrategia, que supere los errores que según la Administración Trump, tuvo el “acuerdo nuclear de Obama” (JCPOA) en referencia a los sectores más radicales del régimen iraní.

Siguiendo la línea del Presidente Trump, en el sentido que cualquier nuevo acuerdo nuclear con Irán supone bloquear para siempre su acceso a armas nucleares, el Secretario de Estado, Marco Rubio, señaló que ello exige del régimen de Teherán el desmantelamiento de su programa nuclear de enriquecimiento de uranio, la detención de su desarrollo de misiles balísticos y la renuncia a seguir apoyando a sus proxies Hezbollah, Hamás y Hutíes, a los que Estados Unidos combate militarmente (Reuters, 2025).

Si bien en primera instancia el gobierno iraní se muestra reticente a cualquier negociación, las conversaciones sobre el “programa nuclear iraní” se iniciaron en Omán el 12 de abril 2025. Posteriormente, se realizó una segunda ronda, el 19 de abril en Roma, el 26 de abril nuevamente en Omán  (con la inclusión de expertos en energía nuclear), el 11 de mayo en Omán (antes del viaje del presidente Trump a Medio Oriente) y el 23 de mayo, en Roma, en una quinta ronda de conversaciones. Ante dicha reticencia, Trump ha señalado que nunca ha creído que haya que tener enemigos permanentes y que quiere llegar a un acuerdo con Irán. Los avances logrados son reservados y todavía no concluyentes (Legrandcontinent, 2025). Sin embargo, en todo este proceso que se ha intentado llevar adelante, la posición israelí jugará un rol decisivo para el futuro comportamiento de Irán.

Reconfiguración de las alianzas estratégicas de Estados Unidos en Medio Oriente

a. Con Arabia Saudita: si bien Estados Unidos ha reiniciado sus relaciones con Arabia Saudita, firmando varios acuerdos económicos para la compra directa en áreas como la minería, energía y defensa, su importancia estratégica radica en ser un país intermediario para negociaciones en la región, como en el caso de las conversaciones que en la actualidad mantiene con Rusia y con el gobierno transitorio de Siria. Riad surge como un actor determinante en estas mediaciones(Swissinfo, 2025).

Las relaciones de Estados Unidos con Arabia Saudita y Rusia podrían facilitar el alcance a acuerdos globales, más allá de la situación actual de Ucrania y que se corresponden muy primordialmente con lo que suceda en el mercado del petróleo, en que busca aumentar la oferta para llevar los precios del barril a la baja. De esta manera, al bajar los tipos de interés, la Reserva Federal permitirá reducir el costo del financiamiento, tanto de familias como de empresas estadounidenses, la baja en las deudas por pagar del Estado (10 billones de dólares este año) y los bonos del tesoro, buscando generar una baja inflacionaria (Invezz, 2025).

Arabia Saudita comprometió 600.000 millones de dólares en inversiones, referidas principalmente a energía y tecnología, así como un acuerdo de defensa por el valor de 142.000 millones para la adquisición de armamento estadounidense.

 b. Con Qatar: Doha también se ha transformado en un interlocutor imprescindible, particularmente con Irán y con agrupaciones tales como Hamás, Hezbollah, los Hutíes y los Talibanes, lo que ha quedado de manifiesto en las negociaciones que se han dado entre Israel y Hamas, para la entrega de prisioneros. En la Base Aérea de Al Udeid, Trump señaló “No iniciamos guerras, colaboramos con nuestros socios para acabarlas y Qatar es uno de los mejores aliados que tenemos”.

De esta forma, Qatar – a nombre de “Qatar Airways” – encargó contratos a Estados Unidos, que ascienden a los 200.000 millones de dólares e incluyen la adquisición de 160 aeronaves del fabricante estadounidense Boeing. Asimismo, se propiciaron proyectos de Defensa para la adquisición de vehículos aéreos no tripulados MQ-9B, desarrollados por “General Atomics Aeronautical Systems”, así como proyectos estratégicos sobre energía (France24, 2025).

Irán, cuya influencia expansiva se extiende desde Irak hasta Yemen y el Golfo Pérsico, continúa siendo una amenaza estratégica directa no tan solo para los intereses occidentales, sino también los árabes. Así, la gira del Presidente Trump por Qatar, pretende que este coadyuve a que Irán abandone su programa nuclear (LosAngelesTimes, 2025).  

c. Con Emiratos Árabes Unidos: a pesar de la fricción actual, Abu Dabi se ha situado como el principal aliado de Israel en el Golfo Pérsico, reafirmando también su rol estratégico como mediador clave con Siria, lo que es interpretado como un alineamiento inequívoco con el mundo Occidental. Sin embargo, su estado de situación es complejo debido a que, al mismo tiempo, mantiene buenas relaciones con Rusia.

En el contexto de los acuerdos con Washington, Emiratos Árabes Unidos comprometió más de 140.000 millones de dólares para el desarrollo tecnológico de Inteligencia Artificial (IA), proyectos de infraestructura energética con un horizonte de hasta 10 años e inversiones industriales en aluminio, para ser desarrollados en Oklahoma, por un total de 4.000 millones de dólares. Del mismo modo, aumentarán sus inversiones en el sector energético del petróleo, pasando de los actuales 70.000 millones de dólares a 440.000 millones de dólares. Se anuncian también otros acuerdos por más de 200.000 millones de dólares, en que se incluye un compromiso con la Etihad Airways, por 14.500 millones de dólares, para la construcción de 28 aviones Boeing estadounidenses (France24, 2025). 

Conclusiones

El viaje del presidente Trump a Medio Oriente – en las turbulentas circunstancias actuales – ha tenido una implicancia más directa del uso del instrumento diplomático y económico, que del militar. Como es usual en este tipo de viajes, la administración estadounidense anunció grandes acuerdos económicos que podrían repercutir en las necesidades internas norteamericanas y que, de momento, reemplazan a una gran estrategia más ofensiva sobre un Medio Oriente en construcción, mediante la vía del acercamiento.

 Además de intentar moderar las relaciones norteamericanas en Medio Oriente y, por defecto, equilibrar las rusas en la misma área, Estados Unidos intenta desplazar a China como socio preferente de los Estados del Golfo Pérsico. En concordancia, Washington generó múltiples compromisos económicos con los Estados visitados por el Presidente Trump, lo cual significa un claro beneficio para el país norteamericano que permite además, generar condiciones favorables para enfrentar a Beijing en la guerra económica que sostienen y que de momento ha terminado en aranceles del 50% respecto de China y del 10% respecto de Estados Unidos.

 Finalmente, las derivadas concretas que surgen de la visita señalada y que van más allá de los intereses netamente económicos de Estados Unidos, se dan en el intento de influir en la estabilidad de Siria, en el término del programa nuclear iraní, el cese de las hostilidades entre Rusia y Ucrania y el término de la catástrofe humanitaria en la Franja de Gaza. Sobre este último punto, destaca el que mantiene un firme respaldo a Tel Aviv, diferenciándolo de la posición de Netanyahu, sin embargo, tendrá que transar con el Primer Ministro israelí para avanzar en la estrategia norteamericana en el Medio Oriente, dado el rol protagónico de Tel Aviv en la escalada de tensiones en la región.

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